martes, 2 de julio de 2013

La mentira de las Balas De la Iglesia Santo Domingo

Muchos porteños habrán observado en su cotidiano andar las torres de la Iglesia de Santo Domingo y notado las balas de cañón que están incrustadas en el frente. Lo que quizás muchos no sepan es que esos impactos son un símbolo de la defensa de la ciudad de Buenos Aires con motivo de la segunda invasión inglesa del año 1807. Cuando el 2 de julio de 1807 los ingleses intentaron apoderarse de Buenos Aires por segunda vez, el convento fue teatro de un glorioso episodio. Los invasores se habían atrincherado allí, y desde la única torre que tenía en aquel entonces ofrecían resistencia a las fuerzas de Santiago de Liniers. Muchos de los cañonazos disparados hacia el convento dieron en la torre, quedando las balas incrustadas en ella. En la época de Juan Manuel de Rosas, don José María Iturriaga hizo retirar las balas verdaderas y como recuerdo colocó en su lugar tacos de madera que son los que hasta hoy se conservan. Actualmente en los pasillos que circundan el altar mayor se encuentran exhibidas cuatro banderas tomadas por Liniers a los ingleses tras su rendición en Santo Domingo. Otra característica del templo es que en su atrio se encuentra el mausoleo que guarda los restos de Don Manuel Belgrano, quien fue sepultado con el hábito de la orden de los dominicos. Estos estuvieron primeramente sepultados bajo una losa, a la entrada de la iglesia, por voluntad testamentaria del general, que pertenecía a la Orden Tercera de Santo Domingo. También están sepultados en el convento los restos de los padres del general Belgrano, por las generosas contribuciones con las que habían favorecido al templo y los restos del general Antonio González Balcarce, de Hilarión de la Quintana y de Martín de Álzaga. 

21 de mayo de 1942 fué declarado Monumento Histórico Nacional por decreto. 

En la noche del 16 de junio de 1955 fue incendiado y saqueado, perdiéndose la mayor parte de sus documentos y reliquias. 



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