martes, 2 de julio de 2013
Las milicias provocan nuevos equilibrios políticos
La presencia militar alteró completamente el equilibrio social y político de la capital del Virreinato,. A diferencia de lo que sucede en un ejército regular, los jefes milicianos eran elegidos por sus propias tropas; por ejemplo, los patricios eligieron a Cornelio Saavedra, junto con Esteban Romero y José Domingo de Urien. La mayor parte de lo elegidos eran comerciantes y, en segundo término, los que ocupaban niveles altos y medios de la burocracia virreinal. Las milicias se transformaron en la primera vía de politización para amplios grupos de la sociedad porteña, incluyendo a los sectores populares. Cuando el conflicto militar finalizó, las milicias tuvieron decisiva importancia en la vida política interna. Se convirtieron en un factor político especialmente porque desde la derrota marítima de Trafalgar (1805) la Corona española había perdido buena parte de sus contactos con América y ya no podía ejercer su rol de árbitro de los conflictos americanos. Su presencia se haría sentir durante la asonada del 1º de enero de 1808, a favor de su líder, Liniers, y fundamentalmente en mayo de 1810.
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